Con 100 millones de viajes realizados, el Metro de Quito ha generado un impacto económico estimado en USD 147 millones. Desde su apertura, el Metro provocó un efecto multiplicador en la economía local. Solo en el sector turístico, 613 establecimientos se han visto beneficiados, lo que impulsó un crecimiento del 11,7% en las licencias de actividades económicas (LUAE).
El transporte subterráneo marcó un antes y un después en el Centro Histórico, reactivando negocios y atrayendo nuevamente a familias y visitantes a esta zona patrimonial.
Auge en el comercio local
Ricardo Sánchez, presidente del Buró del Centro Histórico y dueño del restaurante San Ignacio, asegura que el Metro es una herramienta clave para generar empleo y mejorar la atención a más clientes: “Ahora podemos proyectarnos más y ofrecer una experiencia mejorada, gracias al aumento de visitantes”, señala.
Los pequeños emprendimientos confirman este impulso. Irene Pazmiño, propietaria de “Don Cho Choclo y Chocho”, cuenta que sus ventas crecieron un 40% desde que entró en funcionamiento el Metro: “Antes los fines de semana eran de poca actividad, ahora recibimos turistas y locales constantemente”.
Para el ámbito cultural, la conexión eficiente significó un repunte en la afluencia de públicos. Lucía Durán, directora ejecutiva del Museo Casa del Alabado, lo resume así: “La apertura del Metro fue maravillosa. Nos permitió atraer nuevas audiencias y recuperar a familias que habían dejado de visitar el Centro por la dificultad de acceso”.
El Metro de Quito no solo transformó la movilidad, también es un factor decisivo en la reactivación económica de la ciudad. La facilidad de llegar al Centro Histórico en menos de 20 minutos desde las estaciones más alejadas ha revitalizado el turismo, incrementado las ventas y generado nuevas oportunidades de negocio.
Más que un sistema de transporte, el Metro se consolida como una fuerza económica que impulsa el desarrollo, fortalece el comercio y posiciona a Quito como un destino dinámico, accesible y en crecimiento.